jueves, 4 de marzo de 2010

Aprecio

Me extraña que no me hayas mandado un mail diciendo si puedes o no, es simple, perdóname que te haga un reclamo, yo sé que apenas nos conocimos unas semanas, pero creo que es irrespetuoso que ni siquiera me respondas, si uno no tiene tiempo dice «no tengo tiempo y ya». Sé que no tengo ni siquiera derecho a hacerte reclamos, pero realmente te tengo aprecio y me duele que no me tengas aprecio también.


RESPUESTA UNO:

Sabes de mi imposibilidad de ser. De la imposibilidad de la certeza de quien tiene su futuro en las manos; de la soledumbre que se encarama por cada hueso de mi espina dorsal cuando tengo que contestarte. No sé a ciencia cierta porqué no te he escrito, tal vez en un resabio de pudor inconcebible me resisto a pensar que sientes algo por mí. No, no es irrespeto. Es sólo la fatídica decisión de enviar o no un correo, sin matasellos, sin garantía del fallo, sin la posibilidad de saber quién es aquel que va en estas líneas. Nunca he sido yo. Tal vez no sea yo quien llegue, quien conoces, quien esperas que te conteste. Tal vez sólo soy un escribano que redacta estas líneas esperando que se formen mundos nuevos.


RESPUESTA DOS:

Bien sabes, Martha, que te quiero. Que eso, a lo que tú llamas “aprecio”, en mí es cariño franco. Bien lo sabes.

Lamento mucho no haber llegado el sábado, haberte dejado plantada en una ciudad nueva para ti, que más que ciudad, podría ser perfectamente el inicio de la Selva Negra. Y ya que fuste tú la que hizo el primer acercamiento, quisiera responderte.

No pasó nada; no olvidé nuestra cita, no quedé atrapado en un embotellamiento automovilístico, no fui secuestrado, cosa ahora tan de moda en este país que poco a poco se está yendo al carajo. No Martha, nada de eso, hoy no, ninguna de esas historias que suelo inventar para divertirte, esta vez no hay epopeya ni odas, sólo yo confesando por qué te huyo, por qué me alejo.

Es verdad Martha, hace apenas unas semanas que nos conocemos, hace muy poco que nos tratamos, pero lo cierto, es que en este poco tiempo, me he enamorado de ti y, puesto que tengo una relación previa, quisiera solucionarla primero.

Es por eso que no fui, como quedamos, este sábado. Cosa rara: enamorado de ti y huyendo cuando me hablas. Pero lo cierto es, Martha, que se me doblan las piernas al mirarte, se me vuelve arena húmeda el estómago y mi corazón una parvada de cigarras.
La mujer con la que ahora estoy es agradable y dice quererme, y no quisiera comenzar algo sin haber cortado de tajo mi otro compromiso. Te pido, si es que te interesa que lo nuestro avance, un poco de paciencia, que me permitas solucionar el estropicio que es mi vida, para luego, si, ofrecértela enteramente.

Con amor,

Mario


RESPUESTA TRES:

Disculpa la tardanza para contestar. Sé que tenemos poco tiempo de conocernos, será quizá por eso que el tono de tu mail me sorprende. Admito que la culpa es mía, que debí de haberte escrito algo, tal vez sólo unas líneas, pero aún así considero que tu manera de reclamar mi atención fue algo desconsiderada. Si realmente me tuvieras aprecio, como dices en el mensaje, no deberías de dirigirte a mí de esa manera. Pero ya que necesitas una respuesta rápida e inmediata, te lo digo sin empacho:
No tengo tiempo, ni me interesa tampoco.
Adiós.

RESPUESTA CUATRO:

Yo también te aprecio pero…, no tengo tiempo.


RESPUESTA CINCO:

Estuve cinco días en un rayajo de Fontana enseñando sumas al ábaco orbicular que habría de encomendarme la misión de hacer partir a todas y cada una de las siete hijas abubillas del vencejo caudillo de los Cascos Enanos del Sur, entre los que se oxidaba aquel cuya familia tiempo ha que atesora el maldito hilo que requería para remendar el calcetín que me entregaste. Disculpa que responda tarde, «no tuve tiempo y ya». Te lo haré llegar en cuanto seque el zurcido.


RESPUESTA SEIS:

¿No tengo tiempo y ya?, no lo creo suficiente. Si hubiese escrito aquello, me hubieses respondido (y no sin razón) que esas palabras denotan desprecio.

Disculpa, no quise no responderte, pero justamente me inmovilizó el aprecio que te tengo. Sí, son muy pocas semanas (y siendo sincera) los pasos del aprecio no se deben confundir con las alas del enamoramiento.

Espero no haberte maltratado, pero tu urgencia despierta mi claridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario